El Fin No Justifica Los Medios, sino Los Medios Justifican el Fin

 En su drama "Los Justos" (1949), Albert Camus, desde su profunda postura humanista y existencialista, disecciona uno de los dilemas éticos más perennes de la acción política: la tensión irreconciliable entre la pureza de los ideales y la brutalidad de los medios necesarios para alcanzarlos.

La obra sitúa al espectador en el corazón de la Rusia zarista de 1905, donde un grupo de revolucionarios socialistas planea el asesinato de un gran duque. Sin embargo, lo que podría ser un simple relato de acción se transforma en un debate filosófico de una vigencia pasmosa. Camus no se limita a plantear la cuestión de si el fin justifica los medios; la desmenuza a través de sus personajes, que encarnan distintas facetas de la moral revolucionaria.

Por un lado, Stepán, endurecido por la tortura y la cárcel, representa la lógica fría e implacable del cálculo utilitarista: para derrocar una tiranía que causa un sufrimiento masivo, cualquier acción, incluido el asesinato de inocentes, es permisible. El fin último (la liberación) santifica cualquier medio. Frente a esta postura se alza la figura del protagonista, Iván Kaliayev (apodado Yanek), el poeta-terrorista cuyo compromiso con la causa choca con un límite moral infranqueable: la inocencia. Su negativa a lanzar la bomba al carruaje del gran duque al descubrir que iba acompañado de sus sobrinos niños es el punto de inflexión dramático. Para Yanek, la revolución debe nacer de un amor por la justicia y la vida, no de su negación. Matar niños, incluso por la causa más noble, corrompería el ideal mismo por el que luchan, transformando a los libertadores en simples réplicas de sus opresores.

La genialidad de Camus reside en que no ofrece una respuesta dogmática. En lugar de resolver el dilema, lo profundiza. La obra sugiere que la pregunta correcta no es si el fin justifica los medios, sino si los medios empleados están a la altura del fin que se persigue y si no lo destruyen en el proceso. Un fin de justicia y libertad no puede construirse sobre cimientos de injusticia e inhumanidad. La pureza de los medios, para Camus, es la única garantía de la pureza del fin. El amor a un fin nunca puede cimentarse en el odio. 

Así, Los Justos se erige como una advertencia eterna contra la deshumanización que conlleva la ideología cuando se absolutiza. Camus aboga por una rebelión que no renuncie a la moral, proponiendo que la verdadera grandeza del hombre reside en su capacidad para luchar por un mundo mejor sin traicionar, en el camino, los valores que hacen que ese mundo merezca la pena ser vivido.



Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué sólo 5 Dan en karate de GM Funakoshi?

¿Quiso Japón rendirse antes de las bombas atómicas?

Invasión Satsuma y el Karate